lunes, 15 de marzo de 2010

PABLO BIRGER



Pablo Birger, nacido el 6 de enero de 1924, debutó en el Turismo Carretera en el "Gran Premio de Carretera" de 1947 junto a su copiloto escudado bajo el seudónimo de "Ritatú" sobre una Cupé Ford, llevando en Nº 65 en sus puertas. Los primeros kilómetros resultaron promisorios pero a la altura de Canals (Provincia de Córdoba), en la primer etapa, terminó su primera experiencia en las rutas argentinas. Igual suerte obtuvo en su segunda excurción por las rutas, abandonó en la "Mil Millas Argentinas" de 1948.
Por talento, convicción y destreza, quedó atrapado en el bronce de los notables del automovilismo nacional. Sin embargo, los resultados no reflejaron su real dimensión, ya que perteneció a ese grupo de pilotos que nunca escondió nada, saliendo a fondo de entrada, situación que en más de una ocasión generó su abandono.

Su prolijidad conductiva lo llevó a destacarse en diferentes pruebas de pista, donde evidenció un enorme potencial y mostró suma ductilidad para adaptarse exitosamente a los potentes bólidos del TC, como a los indóciles monopostos de la década del cincuenta. Luchando en la primera con los destacados del momento, Oscar y Juan Gálvez, Carlos Menditeguy, Jorge Descotte, Pablo Gulle y Rodolfo De Alzaga entre varios más. Mientras que en la restante se animó a pelearles de igual a igual a Alfredo Pián, Jesús Ricardo Iglesias, Enrique Sticconi y Omar Fuentes entre otros. Por talento, convicción y destreza, quedó atrapado en el bronce de los notables del automovilismo argentino. Claro que los resultados finales no reflejaron la real dimensión de lo expresado, ya que perteneció a ese grupo de pilotos que nunca escondió nada, saliendo a fondo de entrada, situación que en más de una ocasión generó su abandono; pero la tranquilidad manifestada al descender del bólido, daba una muestra real y acabada de que había puesto todo lo que estaba a su alcance. Esta descripción no hace más que avalar y realzar la gran trayectoria de Pablo Birger.

Las primeras conquistas
En Mecánica Nacional animó duelos electrizantes, como el que produjo el 17 de febrero de 1952 en La Cumbre, provincia de Córdoba, cuando a bordo de un Ford impecablemente presentado logró doblegar a Jesús Ricardo Iglesias, Omar Fuentes, Remigio Caldara y Emilio Barbalarga; marchando en su imponente camino al triunfo a 95,240 km/h de promedio. Por marzo del mismo año y en la inauguración del autódromo porteño, brindó una clase magistral de manejo en la moderna pista, al vencer rotundamente tras recorrer las veinte vueltas en una media superior a los 105 km/h.
Tras algunas frustraciones, el 14 de mayo se presentó en el circuito de “El Rincón” en Salto, donde una vez más evidenció un notable desempeño al ganar su serie de manera aplastante; pero en la final los “fierros” no soportaron tamaño esfuerzo y sus aspiraciones quedaron sepultadas a la vera de la pista. Con suerte dispar continuó desandando aquel ejercicio, que lo tuvo siempre entre los líderes, pero en más de una oportunidad no logró revalidar esta situación con un importante resultado final.

Su paso por el TC
En la más popular de las categorías también dejó su sello, ya que brilló con luz propia por la calidad de sus conquistas y los escalofriantes parciales registrados. Con un Ford muy bien elaborado para la pista, se presentó el 5 de abril de 1953 en Mendoza, en vísperas de disputarse el “Premio Vendimia” en la flamante pista del autódromo General San Martín. Lo de Birger en esta ocasión resultó extraordinario, pugnando en los primeros giros con Juan Gálvez y Pablo Gulle; pero una merma en el rendimiento de su máquina motivó que tuviera que levantar el pie del acelerador y terminó accediendo al último escalón del palco de honor. Un par de meses más tarde tuvo un merecido premio al ganar avasallantemente en Córdoba, cuando recorrió las 25 vueltas al perímetro de 2.650 metros en algo más de 93 km/h.

Cuando batió todos los récords
Este suceso aconteció el 1º de agosto de 1954, cuando la troupe del TC se dio cita en el emblemático templo de la velocidad, cuyo epicentro tuvo lugar en Rafaela. Durante la sesión clasificatoria el capitalino asustó a entendidos y profanos, ya que recorrió los 4.662,60 metros a más de 166 km/h de promedio. Lo que le permitió adueñarse de la pole position, dejando atrás a valores de la talla de Jorge Descotte, Oscar Gálvez, Juan Garavaglia, Juan Gálvez y Pablo Gulle entre otros.
La competencia programada a 65 giros, resultó un paseo triunfal para Birger, que no vio peligrar su colocación de privilegio en ningún momento, porque supo administrar muy bien las bondades técnicas de su bólido. Queriendo seguir el ritmo del gallardo vencedor, fueron víctimas de su propio impulso, Descotte, Gulle, Oscar Gálvez y Peduzzi, ya que forzaron el andar y terminaron antes de lo previsto. En esta oportunidad el triunfador clavó también el récord de vuelta, que fue un calco del empleado en clasificación. Tamaña actuación generó elogiosos comentarios de la prensa especializada y del público en general que observó y reconoció la total entrega del volante capitalino.
Transcurrieron un par de semanas para volver a acelerar, cuando la especialidad se dio cita en el coliseo porteño, donde la fiesta fue completa, ya que se presentó también la Mecánica Nacional y el público acompañó en forma masiva. Durante la clasificación del sábado 14 de agosto, Birger y su Ford, resultaron implacables, ya que marcó la pole position rodando a algo más de 139 km/h. Este resultado lo transformó automáticamente en el piloto a batir; pero el domingo cuando se dio la señal de partida, el impulsor de su bólido se detuvo, pudiendo largar recién cuando el pelotón le había sacado aproximadamente quinientos metros. En su vertiginoso andar y queriendo recuperar el terreno perdido, no pudo evitar un roce con Ulises Pourciel y ambos terminaron mirando la carrera desde el borde de la pista.

Un pistero veloz
Su enorme condición de pistero veloz la volvió a poner de manifiesto en el Parque Sarmiento de Córdoba, donde el 22 de agosto tuvo lugar el “Premio Bodas de Oro del ACA”. En dicha oportunidad el capitalino volvió a quedarse con el mejor registro clasificatorio; se impuso rotundamente en la primera batería y venció magistralmente en la competencia final, haciendo suyo también el récord de vuelta, que logró establecer en los giros nueve y diez al emplear 1 minuto 30 segundos 8/10 a 105,066 km/h de promedio. Esta actuación no hizo más que ratificar sus excelentes dotes conductivas, siendo que su rapidez le permitió llevar la máquina en forma agresiva y prolija al mismo tiempo.
El 19 de septiembre volvieron a visitar el autódromo porteño, donde Pablo mostró nuevamente su excepcional estilo al prevalecer en la tercera serie y marchar expectante en la colocación de escolta durante la prueba final; pero una fisura en el cigüeñal le impidió llegar, mientras intentaba darle alcance a Jorge Descotte.
Reafirmando su neta condición de volante talentoso y audaz en circuitos de reducidas dimensiones abordando cualquier tipo de vehículos, el 30 de enero de 1955 fue tercero en el trazado capitalino disputando una competencia de la “Monomarca Institec Sport”; en dicha ocasión fue precedido por José Félix Lópes y Remigio Caldara.
Quizás la trayectoria de este coloso de los “fierros” y las cuatro ruedas no fue de las más extensas, pero resultó lo suficientemente rica y exitosa como para ser contada, ya que por capacidad, estilo y sapiencia se insertó entre los mejores valores de esta actividad. En 1955 fué su último año en las pistas como corredor. Primero se midió con los exponentes de la F-1 Internacional, frustrandose sus chances en la segunda vuelta. Lo mismo le ocurrió en los "1000 Kilómetros de Buenos Aires" con su TC. Participó con un Gordini el el "G.P. de la República Argentina" obteniendo el 13º lugar en la primer serie, el 11º en la sugunda y el 12º en la ganeral. Siguió con las "100 Millas" con coches nacionales en el Autódromo Municipal. clasificandose 3º con un Institec
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Su última carrera fué en el "Premio de Otoño" para Turismo Carretera, capturando un 14º puesto en la primera serie no logrando largar la segunda. Luego vendió su "Empanada" a Vicente Sergio.
Su vida siguió ligada al automovilismo, ayudando en ocaciones a su amigo Vicente Sergio, pero más abocado a sus negocio que habían progresado mucho. Justamente este progreso lo hacían moverse por las rutas del país, y esas mismas rutas lo tuvieron como protagonista por última vez. Ocurrió el 6 de Marzo de 1966, sobre la Ruta 7, entre Rodríguez y Luján, en camino hacia Junín, no pudo evitar el choque frontal con otro automovilista que venía de frente. Nada pudo hacerse para salvar la vida del volante.

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